México el país donde hay mas desaparecidxs, y donde las Madres sufren ese mal, este va por quienes en vida van muriendo a costa de los engaños del "Estado" y del mal gobierno. Muerte a la muerte! Descoloniza,transgrede, lucha, libera
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domingo, 16 de noviembre de 2014
viernes, 12 de septiembre de 2014
El kitch marca en el mapa de la cultura popular el límite donde lo espurio sustituye al artesanado y a la tradición comunitaria consiguiente. Industria del espectáculo, turismo transnacional a costa de la devastación planetaria, pensamiento único, cumplimiento del orden imperial de expropiar fuentes energéticas, biodiversidad, agua y minerales , están detrás de la hotelería, las presas gigantescas que año con año son desbordadas para inundar poblaciones enteras, los campos de golf destructores del ambiente y de los campesinos, todo ello con anuncios promocionales donde modelos anoréxicas se mueven como serpientes entre indios en acciones ceremoniales frente al mar, cascadas, centros ceremoniales o desiertos sugerentes; esto es lo que el Estado globalizador plantea como tradiciones. En Manzanillo, y para contentar a sus cruceros y sus divisas, una abstracción intrusa de Sebastián, que como todas sus enormes esculturas rompe la unidad urbana y el paisaje sobreviviente, es vecina de un monumento a Snoopy en honor a su creador que por ahí vacacionó. Un grupo de jovencitas recibe a los turistas con danzas nada regionales sino hawaianas,con todo y collares de flores para los cuellos de los turistas azorados ante la ridiculez, pero conmovidos por la ingenuidad obsequiosa de los nobles salvajes. El rito colonial de intercambio de oro y de jade por cuentas de colores y espejitos se actualiza.
Alberto Híjar Serrano.
La praxis estética
Dimensión estética libertaria
miércoles, 3 de septiembre de 2014
CANTO A NUESTRA POSICIÓN
a Otto René Castillo
Nos preguntan los poetas de aterradores bigotes, los académicos polvorientos, afines de las arañas, los nuevos escritores asalariados, que suspiran porque la metafísica de los caracoles les cubra la impudicia:
¿Qué hacéis vosotros de nuestra poesía azucarada y virgen? ¿Qué, del suspiro atroz y los cisnes purísimos? ¿Qué, de la rosa solitaria, del abstracto viento?
Antología poética de Roque Dalton 9
¿En qué grupo os clasificaremos? ¿En qué lugar os encasillaremos?
Y no decimos nada.
Y no decimos nada. Y no decimos nada.
Porque aunque no digamos nada, los poetas de hoy estamos en un lugar exacto: estamos en el lugar en que se nos obliga a establecer el grito. (Ah, cómo me dan risa los antiguos poetas empecinados en vendarse los ojos y en embadurnar de pétalos y de pajarillos famélicos la giba del dolor anonadante que se encarama sólida encima del hombro positivo universal desde el primer amanecer y el primer viento, y que se olvidaron del hombre) Estamos en el lugar exacto que la noche precisa para ascender al alba. (Muchos poetas inclinaron sus insomnios antiguos sobre la fácil almohada azul de la tristeza. Construyeron ciudades y astros y universos sobre la anatomía mediocre de un nido de muñecas cristalinas y exilaron la voz elemental hasta planos altísimos, desnudos de la raíz vital y la esperanza. Pero se olvidaron del hombre) Estamos en el lugar donde se gesta definitivamente la alegría total que se atará a la tierra. (Ay, poetas, ¿Cómo pudisteis cantar infamemente a las abstractas rosas y a la luna bruñida cuando se caminaba paralelamente al litoral del hambre y se sentía el alma sepultada bajo un volcán de látigos y cárceles, de patrones borrachos y gangrenas y oscuros desperdicios de vida sin estrellas?
Gritasteis alegría sobre un hacinamiento de cadáveres, cantasteis al plumaje regalón y las ciudades ciegas, a toda suerte de tísicas amantes; pero os olvidasteis del hombre) Estamos en el lugar donde comienza el astillero que va a inundar los mares con sonrisas lanzadas.
(Ay, poetas que os olvidasteis del hombre, que os olvidasteis de lo que duelen los calcetines rotos, que os olvidasteis del final de los meses de los inquilinos, que os olvidasteis del proletario que se quedó en una esquina con un bostezo eterno inacabado, lleno de balas y sin sangre, lleno de hormigas y definitivamente sin pan, que os olvidasteis de los niños enfermos sin juguetes, que os olvidasteis del modo de tragar de las más negras minas, que os olvidasteis de la noche de estreno de las prostitutas, que os olvidasteis de los choferes de taxi vertiginosos, de los ferrocarrileros de los obreros de los andamios, de las represiones asesinantes contra el que pide pan para que no se le mueran de tedio los dientes en la boca, que os olvidasteis de todos los esclavos del mundo, ay, poetas, ¡cómo me duelen vuestras estaturas inútiles!)
Estamos en el lugar en que se encuentra el hombre. Estamos en el lugar en que se asesina al hombre, en el lugar en que los pozos más negros se sumergen en el hombre.
Estamos con el hombre porque antes muchísimo antes que poetas somos hombres. Estamos con el pueblo, porque antes, muchísimo antes que cotorros alimentados somos pueblo. ¡Estamos con una rosa roja entre las manos arrancada del pecho para ofrecerla al hombre! ¡Estamos con una rosa roja entre las manos arrancada del pecho para ofrecerla al hombre! ¡Estamos con una rosa roja entre las manos arrancada del pecho para ofrecerla al Pueblo! ¡Estamos con una rosa roja entre las manos arrancada del pecho para ofrecerla al Pueblo!
Roque Dalton
a Otto René Castillo
Nos preguntan los poetas de aterradores bigotes, los académicos polvorientos, afines de las arañas, los nuevos escritores asalariados, que suspiran porque la metafísica de los caracoles les cubra la impudicia:
¿Qué hacéis vosotros de nuestra poesía azucarada y virgen? ¿Qué, del suspiro atroz y los cisnes purísimos? ¿Qué, de la rosa solitaria, del abstracto viento?
Antología poética de Roque Dalton 9
¿En qué grupo os clasificaremos? ¿En qué lugar os encasillaremos?
Y no decimos nada.
Y no decimos nada. Y no decimos nada.
Porque aunque no digamos nada, los poetas de hoy estamos en un lugar exacto: estamos en el lugar en que se nos obliga a establecer el grito. (Ah, cómo me dan risa los antiguos poetas empecinados en vendarse los ojos y en embadurnar de pétalos y de pajarillos famélicos la giba del dolor anonadante que se encarama sólida encima del hombro positivo universal desde el primer amanecer y el primer viento, y que se olvidaron del hombre) Estamos en el lugar exacto que la noche precisa para ascender al alba. (Muchos poetas inclinaron sus insomnios antiguos sobre la fácil almohada azul de la tristeza. Construyeron ciudades y astros y universos sobre la anatomía mediocre de un nido de muñecas cristalinas y exilaron la voz elemental hasta planos altísimos, desnudos de la raíz vital y la esperanza. Pero se olvidaron del hombre) Estamos en el lugar donde se gesta definitivamente la alegría total que se atará a la tierra. (Ay, poetas, ¿Cómo pudisteis cantar infamemente a las abstractas rosas y a la luna bruñida cuando se caminaba paralelamente al litoral del hambre y se sentía el alma sepultada bajo un volcán de látigos y cárceles, de patrones borrachos y gangrenas y oscuros desperdicios de vida sin estrellas?
Gritasteis alegría sobre un hacinamiento de cadáveres, cantasteis al plumaje regalón y las ciudades ciegas, a toda suerte de tísicas amantes; pero os olvidasteis del hombre) Estamos en el lugar donde comienza el astillero que va a inundar los mares con sonrisas lanzadas.
(Ay, poetas que os olvidasteis del hombre, que os olvidasteis de lo que duelen los calcetines rotos, que os olvidasteis del final de los meses de los inquilinos, que os olvidasteis del proletario que se quedó en una esquina con un bostezo eterno inacabado, lleno de balas y sin sangre, lleno de hormigas y definitivamente sin pan, que os olvidasteis de los niños enfermos sin juguetes, que os olvidasteis del modo de tragar de las más negras minas, que os olvidasteis de la noche de estreno de las prostitutas, que os olvidasteis de los choferes de taxi vertiginosos, de los ferrocarrileros de los obreros de los andamios, de las represiones asesinantes contra el que pide pan para que no se le mueran de tedio los dientes en la boca, que os olvidasteis de todos los esclavos del mundo, ay, poetas, ¡cómo me duelen vuestras estaturas inútiles!)
Estamos en el lugar en que se encuentra el hombre. Estamos en el lugar en que se asesina al hombre, en el lugar en que los pozos más negros se sumergen en el hombre.
Estamos con el hombre porque antes muchísimo antes que poetas somos hombres. Estamos con el pueblo, porque antes, muchísimo antes que cotorros alimentados somos pueblo. ¡Estamos con una rosa roja entre las manos arrancada del pecho para ofrecerla al hombre! ¡Estamos con una rosa roja entre las manos arrancada del pecho para ofrecerla al hombre! ¡Estamos con una rosa roja entre las manos arrancada del pecho para ofrecerla al Pueblo! ¡Estamos con una rosa roja entre las manos arrancada del pecho para ofrecerla al Pueblo!
Roque Dalton
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